HABLAR DE LAS FIESTAS PATRIAS en México es, casi inevitablemente, hablar de Chiles en Nogada. Esta delicia de la gastronomía mexicana nace en la ciudad de Puebla en 1821. Se crea la receta para agasajar a Don Agustín de Iturbide tras la victoria del Ejército Trigarante y hasta nuestros días perdura como una tradición de los festejos de Independencia en nuestro país.
Los Chiles en Nogada son un verdadero reto, tanto para quien decide cocinarlos como para quien busca un buen maridaje entre este platillo y el vino. A través de los años y con el crecimiento de la cultura del vino en México, no han sido pocos los Chefs y Sommeliers que han buscado la combinación perfecta entre ambos para llegar a un consenso general que aquí intentaré resumir para ustedes.
La dificultad de buscar el vino que acompañe exitosamente este platillo mexicano estriba en el abanico de texturas, sabores y sensaciones gustativas que lo conforman. Los Chiles en Nogada contienen tonos salados, dulces, cremosos, picantes, grasos, ácidos, especiados y seguramente se me escapan algunos más. Lograr que un solo vino acompañe semejante variedad no es tarea fácil. Pero estoy segura que sí muy divertida.
Empezaré por mencionar que,excepto contadas opiniones en contra, se ha llegado a la conclusión que los Chiles en Nogada no son ideales para maridar con vino tinto. La dulzura y el picante del chile lo hacen muy retador. Sin embargo, sí hay opciones que lo logran que listo a continuación:
Vino blanco seco: provee balance con la dulzura del relleno y es ideal con lo láctico de la nogada y la grasa de la carne y el capeado exterior del chile. También equilibra la acidez de la granada. De los vinos blancos mexicanos podemos citar...
Vino rosado seco o semiseco: la frescura y acidez del vino combinado con la dulzura, cremosidad y potencia del chile hacen una armonía perfecta.
Vino espumoso: además del efecto de los dos anteriores vinos, la burbuja de los vinos espumosos equilibra y refresca la boca ante el picante que pueda aportar el chile.
Para finalizar, pero nunca descartar:
Jerez Amontillado: su aroma delicado a hierbas y almendra va perfecto con el relleno del chile, la cremosidad de la nogada y la acidez de la granada.
No quiero cerrar este espacio sin recordarles que nunca dejen de experimentar. El maridaje es un divertido juego de prueba y error con aciertos mágicos y decepcionantes fracasos. El chiste está en seguir experimentando siempre y gozar de cada intento.
Escrito por Yolanda Ribó, propietaria de La Ribó Tienda de Vinos. / yolanda@laribo.com